En las profundidades del occidente mexicano, entre la amalgama de costumbres, historia y sabores, surge el tejuino colimense, una bebida que tiene sus raíces en la época prehispánica y que, en la actualidad, se presenta como un genuino elixir revitalizante. Su denominación deriva del término náhuatl “tecuin“, que significa latir.
El tejuino colimense se elabora mediante la fermentación de maíz, agua y piloncillo, ingredientes que se combinan para engendrar una bebida con consistencia y similar al atole, aunque con un sabor distintivo toque. A lo largo de los siglos, los maestros tejuineros de Colima han perfeccionado la receta, y en la actualidad, esta bebida tradicional se sirve con hielo, limón y una pizca de sal de grano escarchada que adorna el borde del vaso.
Tejuino colimense, una amalgama de sabores únicos
Colima destaca como uno de los principales productores de limón y sal en nuestro país, y estos son, precisamente, los ingredientes que le dan un sabor muy especial al tejuino. La combinación de la acidez característica del limón colimense y la fina sal de grano aporta a esta bebida un sabor muy especial.
Aunque el Tejuino no es una bebida exclusiva de Colima, ya que, como sabemos, también se disfruta en otras regiones como Jalisco o Nayarit, la versión colimense tiene su encanto distintivo. En este estado se disfruta en su forma más auténtica, debido a que en Jalisco, por ejemplo, el tejuino suele acompañarse con una bola de nieve de limón.
El tejuino data de la época prehispánica, aunque los sabores distintivos de cada estado tienen sus raíces en el virreinato. En aquel periodo, parte de Jalisco y Nayarit formaban parte de Colima, lo que permitió el intercambio de tradiciones, gastronomía y cultura.
Así que ya lo sabes, la próxima vez que viajes a Colima, no puedes perder la oportunidad de disfrutar un delicioso Tejuino colimense.
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