La riqueza gastronómica de Michoacán brilla con luz propia dentro de la cocina mexicana. Entre las múltiples joyas culinarias que ofrece esta región, existe un platillo que conquista desde la primera cucharada: la sopa tarasca.
Esta delicia, nacida del corazón de la cultura purépecha, cuenta con una preparación sencilla, rápida y, además, económica.
Se elabora con ingredientes básicos como frijoles, tomates asados en caldo de pollo y crujientes tortillas de maíz cortadas en trozos.
A ello se suma una mezcla de chiles secos y frescos, entre los que destaca el chile guajillo, además de queso, crema, cebolla, ajo y, en algunas versiones, se añaden rodajas de aguacate maduro.
El mejor caldo del mundo según Taste Atlas
En noviembre de 2024, la reconocida guía gastronómica Taste Atlas la nombró la mejor sopa del mundo.
Su éxito radica también en lo generosa que resulta. Con una sola receta, se puede alimentar a varias personas sin complicaciones. Para cuatro o seis porciones bastan ingredientes sencillos que se encuentran fácilmente en cualquier mercado o cocina tradicional.
Sopa tarasca, receta tradicional
Para preparar esta receta en casa, se necesita medio kilo de tortillas de maíz (de preferencia hechas en comal), tres jitomates, un diente de ajo, un trozo de cebolla, tres chiles anchos (uno sin semillas y finamente picado), dos tazas de caldo de pollo, dos tazas de frijoles cocidos con su propio caldo, dos hojas de laurel, sal al gusto, queso fresco, crema y aguacate.
El primer paso consiste en asar los jitomates junto con la cebolla y el ajo sobre un comal caliente. Luego se calientan dos chiles anchos bien lavados, solo unos segundos, cuidando que no se quemen para evitar un sabor amargo. Una vez fuera del fuego, se colocan en agua hirviendo para suavizarlos.
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Pastel de limón, receta para crear este delicioso postre cremosoMientras tanto, se doran las tiras de tortilla y se fríe ligeramente el chile ancho picado, también con cuidado de no quemarlo.
Cuando los jitomates y demás verduras estén bien asados, se colocan en la licuadora con los chiles y media taza de caldo de pollo para obtener una salsa espesa y sabrosa.
Un ícono de Pátzcuaro con sabor inconfundible
Esa salsa se cocina en una cazuela con un poco de aceite caliente. Mientras toma temperatura, se licúan los frijoles con el caldo restante hasta obtener una mezcla homogénea. Esta se añade a la cazuela donde se encuentra la salsa, se incorporan las hojas de laurel y se ajusta la sal.
En cuanto la mezcla comienza a hervir, se retira del fuego y se deja reposar unos minutos, lo suficiente para que los sabores se mezclen y la textura se vuelva perfecta.
Para servir, se coloca el caldo en platos hondos y se decora con las tortillas doradas, el chile frito, queso desmoronado, un toque de crema y rebanadas de aguacate.
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