Sumergirse en los cerros de Colima es descubrir un mundo lleno de historia, tradiciones y sabores ancestrales que han dado forma a la identidad mexicana a lo largo de los siglos. Aunque este estado no es ampliamente reconocido como productor de maguey o mezcal, la variedad de mezcales que se encuentran en sus cerros es digna de reconocimiento.
Desde el mezcal manso, que se incorpora en postres como el miztontle, hasta el mezcal bravo, que en el pasado se utilizaba con fines medicinales, cada tipo de mezcal tiene su propia historia y su papel en la vida de los habitantes locales.
El miztontle, es un postre que se obtiene a partir de un proceso de horneado lento, que extrae los jugos y azúcares de las grandes cabezas de maguey.
Por otra parte, el mezcal pita proporciona fibras para la confección de textiles, mientras que el mezcal lechuguilla se emplea en la preparación de bebidas fermentadas como el tepache de mezcal y el agua de lechuguilla.
Mezcal de Colima, para todos los gustos y paladares
Con la llegada de la destilación durante la época colonial, los métodos de producción se transformaron, aunque la esencia del mezcal permaneció inalterada. Las comunidades montañosas de Colima adoptaron los alambiques árabes, fusionándolos con técnicas ancestrales de cocción en hornos de piedra, creando así un proceso distintivo que ha perdurado a lo largo del tiempo.
A pesar de que los contenedores de acero inoxidable han sustituido a las antiguas barricas de madera locales, el espíritu de la destilación sigue intacto.
Esta planta es tan significativa para los habitantes de Colima que se ha desarrollado un tour llamado la «Ruta del Agave», un recorrido que incluye visitas a cinco destilerías ubicadas en la zona alta de Manzanillo, específicamente en El Ejido de la Rosa de San José de Lúmber. Este paseo incluye, por supuesto, enseñanzas sobre el proceso de destilación, degustaciones y la oportunidad de comprar productos artesanales y gastronómicos locales.
Continuando con el tema, en Comala existe el Zanate, un mezcal de agave variedad Lineño que es un imperdible de esta localidad, lo mismo que la Festival del Mezcal, que se lleva a cabo durante el mes de septiembre.
La riqueza etnográfica de las montañas de Colima es una clara muestra de la fusión de lo antiguo y lo moderno, creando una identidad única. En cada sorbo de mezcal y en cada bocado de miztontle, se puede apreciar la historia de un pueblo que ha logrado preservar sus raíces frente al cambio y la adversidad.
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